sábado, 25 de noviembre de 2006

Trabajo o Pan


Sentado en el suelo, justo en las escalinatas del portal de mi casa estaba él. Me sorprendió, muy a mi pesar, pues es una realidad que me he acostumbrado a que la pobreza, por lo común, tenga otra raza.

¿Un güiri?

El término Güiri, creo no equivocarme, se les asigna a las personas que son extranjeros, normalmente de países del norte “rico” de Europa y que por lo general bajan a España para a vacacionar y tostar sus níveas carnes. O simplemente que vienen, que no son de aquí pero tienen pasta, y son güeritos.

Los demás extranjeros, en este país, somos inmigrantes…

Esta claro, no aplica el término. Ante sus piernas cruzadas estaba un letrerito de cartón: Trabajo o Pan. Tiene los ojos azules, es rubio y de tez blanca, lee el periódico, ajeno a mi mirada, y por lo que se ve es muy alto.

Sigo mi camino, y pienso: he caído en el estereotipo. Aquello que me molesta tanto, lo estoy haciendo justo en este momento. Me estoy sorprendiendo de que sea pobre, que pida dinero y que hable inglés. No lo he dicho antes, pero poco después de este primer encuentro, lo volví a ver, estaba hablando con una mujer en inglés y por su acento supuse que sería de Inglaterra.

Recuerdo que hace poco discutía con algunas personas que estaban criticando a los ingleses: Son todos unos borrachos, si siempre vienen no más a destruir y molestar.

-No todos- dije un poco molesta- como en todo el mundo hay gente buena y mala en todas partes, la raza no es un indicativo de nada.

-Ya, pero los ingleses por lo general son así, son problemáticos, son abusivos (bla, bla, bla)...

Yo me mantenía en mis trece. Que no hay que generalizar, que son prejuicios, que no son tooodoooos.

Me sorprendía que se tuviesen ese tipo de estereotipos entre muchas de las personas que he conocido aquí. Hace unos días leí y observé alguna de la propaganda que, durante el fascismo en España e Italia, se emitía a la ciudadanía. Carteles en donde se dibujaba a ingleses borrachines, con grandes narices coloradas, grotescos dibujos en donde se les pintaba como bárbaros que destruían y escupían sobre las esculturas clásicas (había uno que se abrazaba de un David mientras se caía de borracho). Lo mismo ocurría con los dibujos que se hacían de los judíos y norteamericanos.

Es muy probable que no sea sólo esas imágenes las que de una u otra forma influyeran en sus prejuicios, pero me llamó la atención comprobar que quizás tenía algo de condicionamiento.

Hay un debate en algunos de los medios del Estado Español: ¿Hay que retirar los símbolos franquistas?

Yo me pregunto si las imágenes del pasado, plasmadas en años de prejuicios y condicionamientos, se pueden retirar de las conciencias, no sólo los símbolos franquistas, sino los símbolos que nos han rodeado durante tanto tiempo y en ocasiones nublan la mirada.

Al ver al chico rubio y sorprenderme de su pobreza me di cuenta que no es tan fácil… yo también tengo imágenes en la cabeza que se han instalado ahí sin que me diera cuenta.

En la foto: Una grúa que funcionaba para la construcción de navíos. Se encuentra enfrente del Museo Marítimo de Bilbao