domingo, 25 de febrero de 2007

vivir soñando


No sé cómo lo hace, pero empiezo a sospechar que es hereditario. Recuesta la cabecita y en un segundo procede la tranquilidad. Vive entre sueños, lo hace desde hace mucho, desde que tengo memoria, quizás antes. Es chistoso porque la vida de nuestra familia siempre ha sido muy escandalosa, pero ella es todo lo contrario, ella es silenciosa y tranquila, ella es paz. Así es mi abuela, mi abuelita, mi abue, tiene la habilidad de dormir en cualquier sitio, en cualquier momento y despertarse y hablar entre sueños, mezclando la realidad y la ensoñación. Habla quedito, con una vocecita muy tierna, al contrario de todos los demás que somos gritones y exagerados. Ella es la que con su carácter nos mantiene en equilibrio.

Mi abuelita dice que tiene magia, no que sea maga ni nada por el estilo, dice que tiene magia, así no más. Me dice que su abuelo también la tenía. Su magia consiste en quitar el hipo mientras te pone el dedo en la frente, y es verdad, te quita el hipo.

El otro día dormida en el sofá sentí que era como ella, me desperté y hablé con ella pensando que estaba al lado, le conté lo que soñaba. Algo no cuaja, seguía soñando, así que de nuevo me desperté y escribí esto. ¿Será abuelita que me estas pegando eso de vivir soñando?. Ojalá también me heredaras tú magia...

viernes, 16 de febrero de 2007

Un búnker y el mar




Ayer fuimos a Sopelana, comimos ahí disfrutando de los magníficos 20 grados, la brisa y de las peripecias de Zapi que intentaba conquistar a una guapa perrita de color canela que se acercó con el olor de la comida. Me encanta el mar, definitivamente voy a extrañar estos parajes y lo que evocan cuando nos regresemos a Chihuahua.

Nos volvemos a México en agosto, es una sensación extraña, de alegría, de emoción y de nostalgia, pero creo que sobre todo de esperanza. Nos volvemos con muchos proyectos en puerta y con oportunidades que nos invitan a pensar que se inicia una nueva etapa de bienestar. Pero, ¡joder! voy a extrañar muy mucho todo esto…

Ayer mientras caminaba por las veredas que llevan a una posición privilegiada para los que nos gusta contemplar, tomé algunas fotos de un búnker. Hace poco leí un reportaje sobre el cinturón de Hierro de Bilbao, una estrategia fallida que el Gobierno Vasco llevó a cabo durante finales de 1936 y en la que se gastaron hasta 5 millones de pesetas, una suma importante para la época, designada para proteger Bilbao de la invasión fascista.

La maniobra no tuve el éxito esperado pues curiosamente el primer capitán de ingenieros, designado para dichas obras, terminó por pasarse al otro bando es decir, a los fascistas, y luego se asignó a otro capitán de ingenieros que hizo exactamente lo mismo, desertó para ir al bando fascista, que, por cierto, no lo acogió y lo terminaron fusilando. Total, que las obras de protección de Bilbao no se terminaron adecuadamente y terminaron abatidas por 110 aviones fascistas que les bombardearon. Lo curioso del hecho es que a pesar de ello la población civil y los soldados tenían la idea de que Bilbao era infranqueable debido al empeño que el Gobierno Vasco tuvo al mantener esa idea entre sus filas.

Uno de esos búnker queda en Sopelana, es muy raro, esta construcción bélica esta en uno de los sitios que más paz me producen. Antagónica situación.

En fin, les dejo las fotos del abandonado búnker, de Zapi absorto contemplando el mar (o eso creo) y de Nikola surfeando, bueno, es una de esas manchitas que se ven en el mar.