lunes, 22 de diciembre de 2008

365 días

Ya un año…
Miro como mira el niño de ojos de humo, 365 atardeceres que se retratan en dos segundos. Doce meses de 30 y 31 un días cumplidos, mil y más sonrisas que se quedan en la memoria; 900 verdades a medias, unas 3mil mentiras de verdad.
Y uno no se da cuenta lo pronto y lo lento que se agarra el tiempo de la vida, cómo la saborea mientras la ingiere, a veces a bocanadas y otras con pequeñas mordiditas. Ya un año.
¿Te acuerdas? Llegamos cuando hacía frío. Hoy está el sol bañándolo todo y aún así es el fresco que se siente en ya un año.
En un año pasa de todo, gente que se queda en el camino y personas que te dejan llena para siempre; mogollón de historia contadas mogollón de veces y unas cuantas que nunca olvidarás. Genios de veinte años que te dejan atónita y amigos de sesenta que te obligan a ser infante por primera vez.
Cuantas cosas que se quedan en el camino y cuántas más que no puedes dejar de volver a mirar. Miro con tus ojos de llovizna, intento captar lo que miras para mirarme a mi misma. Qué pasa con las miradas de reojo y los reojos que miran para nunca dejar de mirar.
Este año ha sido de maravillas y de atrocidades, de crecer y de volver a envejecer, de desiertos y de selvas, de bosques y de mares. De ir de un lado del mundo al otro, y de volver a regresar.
Este año es para contarlo… y recontarlo mientras se siga dando. De ver para volver a mirar. 365 días, 12 meses, un año.
Y este es para ti…